viernes, 12 de diciembre de 2008

La conjuración sagrada (Georges Bataille)

Ante la publicación de un libro con una selección de los artículos de la revista Acéphale (editorial Caja negra), compartimos este grandioso texto que sirvió como suerte de manifiesto o declaración inaugural en 1939, año de publicación de los cuatro únicos números de la revista.


La conjuración sagrada

Una nación ya vieja y corrompida que valientemente se sacudiera el yugo de su gobierno monárquico para adoptar uno republicano, sólo se mantendría mediante muchos crímenes, puesto que ya está en el crimen, y si quisiera pasar del crimen a la virtud, es decir, de un estado violento a un estado calmo, caería en una inercia cuyo resultado inmediato sería su ruina segura.

SADE

Lo que tenía un aspecto político y creía ser político, un día se descubrirá como movimiento religioso.

KIERKEGAARD

Actualmente solitarios, ustedes que viven separados, serán algún día un pueblo. Quienes se señalaron a sí mismos un día formarán un pueblo señalado y de ese pueblo nacerá la existencia que supere al hombre.

NIETZSCHE

Lo que hemos emprendido no debe confundirse con ninguna otra cosa, no puede limitarse a la expresión de un pensamiento ni mucho menos a lo que se considera justamente como arte.

Es necesario producir y comer: muchas cosas son necesarias pero todavía no son nada y lo mismo ocurre con la agitación política.

¿Quién, antes de haber luchado hasta el fin, piensa en hacerle lugar a hombres a los que es imposible mirar sin sentir la necesidad de destruirlos? Pero si no se pudiera encontrar nada más allá de la actividad política, la avidez humana sólo se toparía con el vacío.


SOMOS FEROZMENTE RELIGIOSOS y en la medida en que nuestra existencia es la condena de todo lo que hoy se reconoce, una exigencia interior hace que seamos igualmente imperiosos.


Lo que emprendemos es una guerra.


Es hora de abandonar el mundo de los civilizados y sus luces. Es demasiado tarde para empeñarse en ser razonable e instruido, lo que ha llevado a una vida sin atractivos. Secretamente o no, es necesario volvernos totalmente diferentes o dejar de ser.

El mundo al que hemos pertenecido no ofrece nada para amar además de cada insuficiencia individual: su existencia se limita a su comodidad. Un mundo que no puede ser amado hasta morir –de la misma manera que un hombre ama a una mujer- representa solamente el interés y la obligación del trabajo. Si se compara con los mundos desaparecidos, resulta odioso y se muestra como el más fallido de todos. En los mundos desaparecidos, fue posible perderse en el éxtasis, lo cual es imposible en el mundo de la vulgaridad instruida. Las ventajas de la civilización son compensadas por la manera en que los hombres se aprovechan de ellas: los hombres actuales las aprovechan para convertirse en los más degradantes de todos los seres que han existido.

La vida siempre transcurre en un tumulto sin cohesión aparente, pero no encuentra su grandeza y su realidad sino en el éxtasis y en el amor extático. Quien se empeña en ignorar o en desestimar el éxtasis es un ser incompleto cuyo pensamiento se reduce al análisis. La existencia no es solamente una vida agitada, es una danza que impulsa a danzar con fanatismo. El pensamiento que no tiene como objeto un fragmento muerto existe interiormente de igual modo que las llamas.

Hay que llegar a ser lo bastante firme e inquebrantable para que la existencia del mundo de la civilización parezca finalmente insegura.

Es inútil responder a quienes pueden creer en la existencia de ese mundo y autorizarse en él: cuando hablan, es posible mirarlos sin escucharlos y, mientras se los mira, no “ver” sino lo que existe lejos detrás de ellos. Hay que rechazar el tedio y vivir solamente de lo que fascina.

Sería vano agitar e intentar atraer a ese camino a quienes tienen veleidades tales como pasar el tiempo, reír o volverse individualmente extravagantes. Hay que avanzar sin mirar atrás y sin tomar en cuenta a quienes no tienen la fuerza para olvidar la realidad inmediata.

La vida humana está excedida por servir de cabeza y de razón al universo. En la medida en que se convierte en esa cabeza y esa razón, en la medida en que se vuelve necesaria para el universo, acepta una servidumbre. Cuando no es libre, la existencia se torna vacía o neutra, y cuando es libre, es un juego. La Tierra, mientras sólo engendraba cataclismos, árboles o pájaros, era un universo libre: la fascinación de la libertad se ensombreció cuando la Tierra produjo un ser que exige la necesidad como una ley por encima del universo. El hombre sin embargo siguió siendo libre para no responder más a ninguna necesidad: es libre de parecerse a todo lo que no es él en el universo. Puede descartar el pensamiento de que él o Dios impide que el resto de las cosas sea absurda.

El hombre se escapó de su cabeza como el condenado de la prisión. Encontró más allá de sí mismo no a Dios, que es la prohibición del crimen, sino a un ser que ignora la prohibición. Más allá de lo que soy, encuentro a un ser que me hace reír porque no tiene cabeza, me llena de angustia porque está hecho de inocencia y de crimen: sostiene un arma de hierro en su mano izquierda, unas llamas similares a un sagrado corazón en su mano derecha. En una misma erupción reúne el Nacimiento y la Muerte. No es un hombre. Tampoco es un dios. No es yo, pero es más yo que yo: su vientre es el dédalo en el que se ha extraviado, en el que me extravío con él y me recobro siendo él, es decir, monstruo.

Lo que pienso y lo que imagino, no lo pensé ni lo imaginé solo. Escribo en una pequeña casa fría de una aldea de pescadores, un perro acaba de ladrar en la noche. Mi habitación está cerca de la cocina donde André Masson se mueve felizmente y canta: en el mismo momento en que escribo esto, acaba de poner en un fonógrafo el disco de la obertura de “Don Juan”. Más que cualquier otra cosa, la obertura de “Don Juan” une lo que me ha tocado de existencia con un desafío que me abre al rapto fuera de mí mismo. En este mismo instante, miro a este ser acéfalo, el intruso que componen dos obsesiones igualmente absortas, que se convierte en la “Tumba de Don Juan”. Cuando hace unos días estaba con André Masson en esa cocina, sentado, con un vaso de vino en la mano, mientras él, imaginándose de pronto su propia muerte y la de los suyos, con la vista fija, sufriendo, casi gritaba que era preciso que la muerte se volviera una muerte afectuosa y apasionada, gritando su odio hacia un mundo que impone aún sobre la muerte su pata de empleado, no podía dudar más de que el destino y el tumulto infinito de la vida humana se abrirían para quienes ya no podían existir como ojos reventados sino como videntes arrebatados por un sueño perturbador que no puede pertenecerles.

Tossa, 29 de abril de 1936.

Fuente: Bataille, Georges, “La conjuración sagrada”, en La conjuración sagrada. Ensayos 1929-1939, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2003.

martes, 11 de noviembre de 2008

Hechos Memorables, de Poesía negra, poesía blanca (Rene Daumal)

" Acuérdate de tu padre y de tu madre, y de tu primera mentira cuyo indiscreto olor se arrastra por tu memoria.
Acuérdate de tu primer insulto a los que te engendraron: la semilla del orgullo quedó sembrada, resplandeció la fisura quebrando la unidad de la noche.
Acuérdate de los anocheceres de terror en los que el pensamiento de la nada te arañaba el vientre, y volvía sin cesar para picotearte como un buitre; acuérdate también de las mañanas de sol en el cuarto.
Acuérdate de la noche de liberación en la que, al caer tu cuerpo suelto como un velamen, respiraste un poco del aire incorruptible; acuérdate también de los animales pegajosos que te han vuelto a aprisionar.
Acuérdate de las magias, de los venenos y de los sueños tenaces –querías ver, te tapabas ambos ojos para ver, pero no sabías abrir el otro.
Acuérdate de tus cómplices y de los fraudes en común y de ese gran deseo de salir de la jaula.
Acuérdate del día en que desgarraste la tela y te apresaron vivo, inmovilizado ahí mismo en la batahola de bataholas de las ruedas que giran sin girar, contigo adentro, cogido siempre por el mismo instante inmóvil, repetido, repetido, y el tiempo no daba sino una vuelta, todo giraba en tres sentidos innumerables, el tiempo se cerraba al revés ( y los ojos de carne sólo veían un sueño, sólo existía el silencio devorador, las palabras eran pieles secas, y el ruido, el sí, el ruido, el no, el alarido visible y negro de la máquina te negaba), el grito silencioso "Yo soy" que el hueso oye, por el cual muere la piedra, por el cual cree morir lo que nunca fue. Y tú no renacías a cada instante sino para ser negado por el gran círculo sin límites, todo pureza, todo centro, todo pureza salvo tú mismo.
Y acuérdate de los días que siguieron, cuando marchabas como un cadáver hechizado, con la certidumbre de ser devorado por el infinito, de ser aniquilado por la existencia única de lo Absurdo.
Y acuérdate sobre todo del día en que querías arrojarlo todo, de cualquier modo. Pero un guardián vigilaba en tu noche, vigilaba mientras dormías, te hizo tocar tu propia carne, te hizo recordar a los tuyos, te hizo recoger tus andrajos.
Acuérdate de tu guardián.
Acuérdate del hermoso espejismo de los conceptos, y de las palabras conmovedoras, palacio de espejos construido en un sótano. Y acuérdate del hombre que vino y lo rompió todo, te tomó con su tosca mano, te arrancó de tus sueños y te obligó a sentarte sobre las espinas del pleno día. Y acuérdate de que no sabes recordar.
Acuérdate de que todo se paga, acuérdate de tu felicidad, pero cuando te trituraron el corazón, era ya demasiado tarde para pagar por adelantado.
Acuérdate del amigo que te tendía su razón para recoger tus lágrimas brotadas de la fuente helada que violaba el sol de primavera.
Acuérdate de que el amor triunfó cuando ella y tú supisteis someteros a su fuego ansioso, rogando morir en la misma llama.
Pero acuérdate de que el amor no es de nadie, de que en tu corazón de carne no hay nadie, de que el sol no pertenece a nadie, ruborízate al contemplar el cenegal de tu corazón.
Acuérdate de las mañanas en que la gracia era como una vara amenazadora que te conducía, sumiso, a través de tus jornadas, ¡bienaventurado el ganado bajo el yugo!
Y acuérdate de que entre sus dedos entumecidos tu pobre memoria dejó escapar el pez de oro.
Acuérdate de los que te dicen: acuérdate. Acuérdate de la voz que te decía: no caigas. Y acuérdate del placer equívoco de la caída.
Acuérdate, pobre memoria mía, de las dos caras de la medalla. Y de su metal único. "





miércoles, 23 de julio de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

EL HIEROFANTE.



CARTA VII.

EL HIEROFANTE.

Vi al gran Maestro en el Templo. Estaba sentados en un trono dorado colocado sobre una plataforma púrpura, y vestía la túnica de un alto sacerdote con una tiara dorada. Sostenía una cruz dorada de ocho puntas y a sus pies había dos llaves cruzadas. Dos iniciados inclinados ante él y a los que le decía:

-Busquen el camino, no busquen el logro, busquen el camino dentro de ustedes.

-No esperen oír la verdad de otros, ni verla o leerla en libros. Busquen la verdad en ustedes, no fuera de ustedes.

-Aspiren solamente a lo imposible e inaccesible. Esperen solamente eso que no será.

-No se esperancen en Mí, no me vean a Mí, no crean que yo estoy fuera de ustedes.

-Dentro de su alma construyan una elevada torre por la cual puedan ascender al cielo. No crean en milagros externos, esperen milagros solamente dentro de ustedes. Cuídense de la creencia en un misterio de la tierra, en un misterio guardado por los hombres; porque los tesoros que deben ser guardados están vacíos. No busquen un misterio que pueda ser ocultado por los hombres.
Busquen el misterio dentro de su propio ser "Sobretodo, eviten esas torres construidas para preservar los misterios y para hacer un
ascenso al cielo por escaleras de piedra. Y recuerden que tan pronto como los hombres construyan tal torre comienzan a disputarse la cumbre.

-El camino está en ustedes mismos, y la Verdad está en ustedes mismos y el Misterio está en ustedes mismos.


martes, 29 de enero de 2008


Mantén tus pensamientos positivos

porque tus pensamientos se convierten
en tus palabras.

Mantén tus palabras
positivas porque tus palabras se
convierten en tus acciones.

Mantén tus acciones positivas porque
tus acciones se convierten en tus
hábitos

Mantén tus hábitos positivos porque tus
hábitos se convierten en tus valores.

Mantén tus valores positivos
porque tus valores se convierten en
tu destino.

Mahatma Gandhi

"la violencia es el miedo a los ideales de los demás".

lunes, 14 de enero de 2008

El reves de la vida.



La vida no es un problema. Si la consideras un problema estás dando un paso equivocado. La vida es un misterio, tienes que vivir, amar, experimentar (de Coraje). La confianza es la mayor inteligencia. ¿Por qué no confían las personas? Porque no confían en su inteligencia. Tienen miedo, tienen miedo de ser engañados, por eso dudan. La duda surge del miedo (de Coraje).
No tengas miedo, la existencia no es tu enemigo (de Coraje).
El amor no es una relación, el amor es un estado, no tiene que ver con nadie más (de Coraje).
El odio es amor al revés, no es lo contrario del amor. Lo contrario del amor es el miedo. Con el amor te expandes, con el miedo te encoges. Con el miedo te cierras, con el amor te abres. Con el miedo dudas, con el amor confías. Con el miedo te quedas en soledad, con el amor desaparecer, se desvanece la cuestión de la soledad” (de Coraje).

Crecer es profundizar en el principio de la vida; no es acercarse a la muerte sino alejarse de ella (de Madurez).
La amargura es un estado de ignorancia (de Madurez).
El ser humano a llegado a conocer la meditación a través del orgasmo sexual porque en la vida no existe ningún otro momento en el que te acerques tanto a la meditación (de Madurez).
El matrimonio en sí no destruye nada. El matrimonio simplemente saca a la luz todo lo que está escondido dentro de ti, lo saca a relucir (de Madurez).
Reprime cualquier cosa y se volverá valiosa. Reprimela más y se volverá más valiosa. No la reprimas y perderá su valor (de Intuición).
Si tu sentimiento solo se queda en sentimiento y nunca se convierte en acción, entonces, ten por seguro que es un pseudo sentimiento. En ese caso, te estás engañando a ti mismo o a otro persona (de Intuición).

OSHO

viernes, 11 de enero de 2008

Hermann Hesse-Demian (fragmento)




" Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle.

Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dió unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella.
(...)
Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría.
(...)
Acostumbramos a trazar límites demasiado estrechos a nuestra personalidad. Consideramos que solamente pertenece a nuestra persona lo que reconocemos como individual y diferenciador. Pero cada uno de nosotros está constituido por la totalidad del mundo; y así como llevamos en nuestro cuerpo la trayectoria de la evolución hasta el pez y aún más allá, así llevamos en el alma todo lo que desde un principio ha vivido en las almas humanas. Todos los dioses y demonios que han existido, ya sea entre los griegos, chinos o cafres, existen en nosotros como posibilidades, deseos y soluciones. Si el género humano se extinguiera con la sola excepción de un niño medianamente inteligente, sin ninguna educación, este niño volvería a descubrir el curso de todas las cosas y sabría producir de nuevo dioses, demonios, paraísos, prohibiciones, mandamientos y Viejos y Nuevos Testamentos. "

jueves, 10 de enero de 2008

Historia de los 3 ciegos y el elefante.



"Dícese de tres hombres ciegos de nacimiento, que discutían sobre los elefantes. Llegando a la conclusión de que poco sabían sobre el tema, resolvieron acercarse a un elefante para investigar , y luego reunirse a compartir sus observaciones, por lo que pidieron a otras personas que los acercaran a algún elefante.
El primero de los ciegos quedó al lado de la pata de un elefante; el segundo, cerca de la trompa; y el tercero, en la parte de atrás. Y los tres se dedicaron a estudiar su elefante con los sentidos de que disponían.
Una vez que los tres llegaron a su propia conclusión, se volvieron a reunir para compartir sus experiencias:
-El elefante es como una gran columna rugosa, maciza, inamovible, que nace del suelo y se eleva, -dijo el primero de los ciegos.
-¡De ninguna manera! -le interrumpió el segundo- De cierto y por mis observaciones puedo decir que el elefante es un tubo flexible que en uno de sus extremos es húmedo.
-¡No discutan! Sin lugar a dudas es el elefante una masa gigantesca y rugosa, sostenida sobre dos columnas que se mueven, y que en la parte superior tiene una soga que se mueve como un látigo".
Si, por simple afinidad, nos dedicáramos al estudio de algunos de estos cuatro pilares, despreciando a los demás, siempre estaríamos corriendo el riesgo de estar en el papel de uno de los tres ciegos de la historia, muy convencidos de nuestras experiencias y conocimientos, pero viendo sólo un aspecto de la realidad.
Conocerse a sí mismo Estudiar EL VERDADERO CONOCIMIENTO no es estudiar un libro, sino estudiar al hombre. El fundamento vivo de ése CONOCIMIENTO está descrito claramente en la inscripción que figuraba a la entrada del Oráculo de la isla griega de Delfos, que decía:
"Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y los Dioses".
Existen en el ser humano una gran cantidad de facultades y posibilidades latentes, que al desarrollarse nos permiten conocer profundamente la realidad de cualquier fenómeno. Ese Conocimiento afirma que el hombre no sólo está constituido por cuerpo y mente, sino que también tiene una inteligencia natural denominada Conciencia, la cual existe en toda la naturaleza, constituyendo la esencia oculta de las cosas, la vida en sí misma.
Es esta conciencia la que dirige en la naturaleza el complejo mecanismo con el cual se desarrolla la vida, que deja de ser un fenómeno nacido del azar, para ser un proceso dirigido por la inteligencia de la naturaleza.
Desarrollando y despertando la conciencia, que es esa fracción de inteligencia superior (o nous, en griego), el ser humano puede conocer la realidad de cualquier fenómeno en forma directa, ya que su propia conciencia puede comunicarse con la esencia de las cosas. A este fenómeno se le denomina comprensión.
La comprensión no es un proceso mental, está más allá del proceso razonativo de la tesis y la antítesis. La mente analiza y da nombres a los fenómenos, lo normal es que la mente "quiere descubrir, ver en todo fenómeno natural sus propios prejuicios, conceptos, preconceptos, opiniones y teorías. Nadie sabe ser receptivo, ver lo nuevo con mente limpia y espontánea. Que los fenómenos le hablen al sabio sería lo indicado. Desafortunadamente, los sabios de estos tiempos no saben ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos la confirmación de todos sus preconceptos".

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