lunes, 28 de abril de 2014

"El espacio, esa ilusión creada por el Tiempo"..


Carros en el cielo.

Había en las noches de Corfú una singular luminosidad, como si en la oscuridad perdurara todavía la intensa, seca luz del sol mediterráneo, despojado de su fuego por la brisa marina.
Durante el día, el verde y el marrón de los interminables olivares refulgía en las cuestas de los cerros y las lomas, aquí y allá una mota blanca señalaba la presencia de alguna casa y el viento traía cada tanto las voces de los campesinos que se saludaban, cantaban o espoleaban de ese modo a sus pollinos.
¡ Kalimera ! ¡ Kalispera ! Parakaló... La métrica del idioma griego bailaba en el aire polvoriento, entraba por las ventanas de las casas en las que se alojaban y parecía mezclarse con las ensaladas de queso de cabra, aceitunas, albahaca y fiambre y con las aromáticas " brochettes " de carne de cordero con cebolla y pimiento que eran los platos más habituales del menú.
El conjunto de cinco casas, en pleno campo, a varios kilómetros de distancia de la ciudad de Corfú, - una isla a mitad de camino entre el puerto italiano de Bríndisi, en el sur de Italia, y Atenas - , reunía todas las condiciones para el programa de investigaciones teórico-prácticas propuesto. A lo largo de seis meses, en camadas de quince participantes que permanecían dos semanas en el lugar, gente llegada de Sudamérica, Estados Unidos y Europa tenía la oportunidad de ampliar sus conocimientos en torno al esquema del siquismo y de profundizar en el manejo de las distintas técnicas de auto-conocimiento y ampliación de la conciencia.
Al regresar a sus lugares de origen, transmitían esos estudios y experiencias a otros. El objetivo era verificar la validez de aspectos básicos de la teoría de la conciencia y del comportamiento, sobre la cual se había venido trabajando sin interrupción desde hacía más de doce años.
Aquella noche, luego de una cena en la que había surgido como tema único la historia del pueblo griego, su influencia decisiva en la formación de la civilización occidental y la configuración de sus mitos y leyendas, ambos salieron al balcón de la única casa de dos plantas del lugar. El cielo nocturno era sin duda la obra de un dios alegre y luminoso, pensó, o mejor dicho, de una cooperativa de dioses. El aire diáfano multiplicaba la luz de la luna y millones de estrellas danzaban al son de la flauta del dios Pan.
Durante un largo rato permanecieron en aquella penumbra sin hablar, escuchando el silencio, gozando con aquella lejanísima perfección. Recordó aquel bellísimo texto del desafortunado Nietzsche, " La segunda canción del baile ": ¡Oh hombre! ¡Presta atención! ¿Qué dice la profunda medianoche? “Yo dormía, yo dormía, - De un profundo soñar me he despertado: El mundo es profundo. Y más profundo de lo que el día ha pensado. Profundo es su dolor, -- El placer -- es más profundo aun que el sufrimiento: El dolor dice: ¡Pasa! Mas todo placer quiere eternidad, - ¡quiere profunda, profunda eternidad! ".
La voz de Irmao, apenas más alta que un murmullo, lo sacó de su rememoración.
- ¡Qué interesante este decorado! Verdaderamente está muy bien hechito. ¿No te parece?
No supo qué decir, y entonces luego de una pausa él continuó:
- Imagínate que fuéramos miembros de una civilización con un grado de desarrollo científico y técnico diez mil veces superior al actual, existente dentro de mil o dos mil años. Junto con otros especialistas, se nos ha encomendado la misión de poner en marcha un experimento en algún lugar del sistema solar, con condiciones mínimas para la aparición y el desarrollo de formas de vida animada. Luego de los estudios del caso, habiéndose definido las matrices correspondientes, el ambiente necesario, la base material y los rangos o umbrales entre los cuales podrán moverse las diferentes especies, se prepara el lugar y se crea la atmósfera apropiada al tipo de seres que serán sembrados allí. Se establece un programa de visitas dentro de un calendario mayor que incluye los ciclos y los ritmos previstos para las distintas especies. Ese calendario, claro está, se despliega en tiempos larguísimos, que superan nuestro tiempo de vida personal, aún cuando ya la ciencia permita alcanzar una longevidad impensable hoy. ¿Me vas siguiendo? Visto desde los seres que van a desarrollarse en ese planeta que será su "hábitat”, todo lo que allí existe formará parte de un paisaje, de un "mundo”, tanto desde el punto de vista de las necesidades de supervivencia como así también desde una perspectiva de paisaje, desde una perspectiva estética, por ejemplo, si es que algunas de esas criaturas pudiera generar un discernir desde un emplazamiento de ese tipo.
Desde la otra perspectiva, la de los creadores, podría asimilarse todo aquello a una suerte de escenografía montada en un teatro para que los protagonistas de una obra puedan desarrollar un argumento determinado. Solo que en este caso, lo que se denomina "argumento" será un objetivo, una tendencia, un punto de destino que no se podrá alcanzar siguiendo una precisa línea recta, sino con avances, detenimientos y retrocesos producidos por las innumerables generaciones de actores que participan en su devenir.
- ¿Por qué no podrían seguir un libreto y listo? Se llegaría mucho más rápidamente al objetivo trazado. ¿O acaso se les olvida la letra y necesitan un apuntador? , no pude dejar de asociar con muchas de las explicaciones dadas en mitos y leyendas acerca de "la caída", y "el olvido del verdadero origen" atribuidos a nosotros, los seres humanos.
- Supongamos que se contara solamente con un núcleo argumental, una matriz de "n" posibilidades divergentes, y no con una secuencia estrictamente prefijada. En tal caso, el proyecto tendría, para los responsables de formularlo y llevarlo adelante, una cualidad absolutamente diferente a la de un libreto previsto en todos sus detalles.
- Suena como una suerte de novela de intrigas a nivel cósmico, una mezcla de teología con ciencia-ficción y novela policial, dije, sin poder alejarme mucho de las asociaciones con el tema teatral.
- Claro, la otra forma sería una aburridera total. ¿Irías a ver una obra en la que nada te sorprendiera, en la que supieras todo de antemano, en la que no tuvieras ninguna elección, ninguna opción? ¡Eso sí que sería como llevar la muerte en el alma! Ahora, imagínate a la gente de esa civilización tan extraordinaria teniendo entre manos la posibilidad de crear una o varias formas de vida. ¿Qué gracia tendría para ellos embarcarse en semejantes previsibilidades?
- ¿Cuál sería allí el factor fundamental, aquel que tendrían que introducir en esas matrices para producir esa rareza cósmica?
- La libertad. Es decir, la posibilidad y la necesidad de elegir entre diversas opciones, de acertar y equivocarse y, en ambos casos, aprender.
- ¿De esa manera no estarían poniendo en riesgo todo el proyecto? ¿Qué pasaría si la matriz principal fracasara, si los protagonistas no recordaran el núcleo argumental para orientarse en la dirección en la cual fueron lanzados?
- Probablemente, ese riesgo estaría presente a lo largo de todo el proceso. En algunos momentos, podrían producirse encrucijadas, situaciones de máxima crisis y riesgo para la especie en cuestión. Pero pienso que seres capaces de poner en marcha semejantes cosas, deberían ser totalmente libres y bastante arbitrarios, al menos desde el punto de vista de las criaturas objeto de su proyecto, dijo, y a pesar de la oscuridad pude notar que sonreía. En todo caso, no sería del todo descabellado pensar que se habrían reservado la opción de intervenir ocasionalmente en el proceso, para producir “shocks” de pasaje a otro nivel cualitativo o para evitar catástrofes, precisamente mediante esas intervenciones.
- ¡Ah! , menos mal, eso ya es otra cosa, exclamé aliviado, sin saber muy bien porqué. Además, como viven tanto tiempo, pueden viajar varias veces hasta el lugar para ver cómo están yendo las cosas. Y después pueden venir otros y así siguiendo, dije e inmediatamente caí en cuenta que había dicho "venir", en lugar de "ir". Seguramente que con semejante tecnología podrían atravesar distancias enormes en muy poco tiempo.
- ¡Por supuesto! Además, recuerda que en los viajes espaciales la velocidad modifica el transcurrir del tiempo tal cual lo medimos nosotros. A mayor velocidad, menor tiempo transcurrido, de tal modo que alguien que por ejemplo permaneciera en el espacio, sin estar sometido a la fuerza de gravedad de este planeta durante diez años del tiempo de calendario, al regresar sería solamente tres o cuatro años más viejo que cuando partió de la Tierra. ¿No te parece un tema en el cual habría que detenerse mucho a pensar?
- ¡Si yo fuera de verdad uno de esos que viven en el futuro, viajaría mucho de un planeta a otro! De ese modo no envejecería nunca y hasta podría llegar a ser inmortal, como cuentan en los mitos acerca de la mayoría de los dioses.
- No es una mala idea. Advertirías entonces que el espacio es solamente una variación del tiempo.
- No entiendo.
- ¿ Qué sucedería si existieran seres que se manifiestan, que se hacen visibles en puntos localizados del espacio, pero cuya modalidad de existencia es substancialmente la temporalidad, y que merced a eso son capaces de trasladarse, de navegar en ese fluir de la corriente del tiempo hasta arribar a una playa de la espacialidad, a un punto de conjunción ? Es como si dijéramos que el espacio es, en ultimísima reducción, una creación del tiempo, una suerte de ilusión necesaria para la manifestación de lo existente, para la expresión y el desarrollo de diferentes formas individualizables, de una vida universal que de esa manera se expande eterna e infinitamente. ¿Qué consecuencias tendría para la mentalidad del hombre común, del ciudadano medio, el hecho de aceptar, -aunque más no fuera por un instante-, tal hipótesis?
- Podría enloquecer, me parece. Se le quemarían los fusibles, entraría en cortocircuito.
- Sin embargo, muchísima gente -mucha más gente de la que se supone- cree en la existencia de los platos voladores. Y cada vez más, a medida que la ciencia avanza y la superstición la acompaña.
- Claro, pero eso es más lógico si se quiere, respondí, porque los extraterrestres pueden venir de otros planetas, han resuelto problemas que nuestros científicos aun no saben siquiera cómo formular.
- Ajá. Eso que dices es muy razonable, por cuanto la gente va de un punto a otro y además puede ver el espacio, tanto el que está vacío como aquel que está ocupado por algún objeto. De manera que no hay mayor problema en imaginar un vehículo que se traslada en el espacio, en este caso la diferencia con los vehículos conocidos sería que tiene que recorrer distancias fuera de la medida humana, o al menos que no están al alcance de la tecnología humana actual.
- Algo así. Claro que si un hombre de hace dos mil años hubiera visto a través de una pantalla de televisión la llegada de los astronautas norteamericanos a la luna, hubiera pensado que eso que está sucediendo no es obra de sus congéneres sino de seres superiores, de dioses o semidioses. No, no le entraría otra idea en su cabezota, y si sucediera lo contrario, se cuidaría muy bien de comentarlo con alguien; lo tomarían por loco y lo encerrarían inmediatamente o hasta sería posible que lo mataran para prevenir que pudiera iniciarse una epidemia.
- Difícil, sí, dada su base psicobiológica, su sistema de creencias y su paisaje cotidiano. Pero en cuanto al hecho de ver el espacio, los objetos y las personas y las distancias que median entre todos ellos, no habría ninguna diferencia con el hombre contemporáneo. Y en ambos casos, ninguno puede "ver" el tiempo. Me refiero al tiempo interno de todo lo viviente, no al tiempo lineal formalizado y organizado en períodos, imprescindible para la regulación de las actividades humanas. ¿Cómo si no podríamos abordar un tren o un avión?, ~ para dar un ejemplo del mundo del transporte ~. ¿Sabías que ya hay científicos investigando en la línea de la posibilidad del traslado de objetos por desmaterialización? ¡Y por cierto, no te estoy hablando de prácticas espíritas! , agregó riendo.
- No tenía la menor idea. ¿De dónde parten?
- Entre otras cosas, de la forma en que se traslada la imagen televisiva. También, por supuesto, de las experimentos realizados en los ciclotrones consistentes en transmutaciones de la materia por aceleración de partículas y subpartículas. Es decir, todo aquello que comenzó con la fusión y la fisión atómica, continúa desarrollándose en muchas direcciones simultáneamente. En el caso de las transmisiones televisivas, a la imagen que se toma en un punto se la des-construye, transformándola en impulsos eléctricos que viajan a través de la red hasta llegar al receptor de televisión. Ese aparato tiene la aptitud de reconstruir nuevamente la imagen, a muchísima distancia del sitio físico en el cual el objeto o la persona se encuentran en ese mismo instante.
- Pero trasladar el objeto es algo muy diferente. ¿Podrían trasladar una nuez o una ardilla, o ambas, desde aquí hasta Toronto, por ejemplo?
- Primero lo harán con los objetos, en distancias inifinitesimales. Luego irán ampliando las distancias. Hasta que un día lograrán enviar un objeto de un continente al otro, y así seguirán hasta enviar objetos a otros planetas y luego naves de exploración. No habrá más problemas con los combustibles y las cargas, estará resuelto el problema de las decenas o cientos de años necesarios para recorrer distancias galácticas o intergalácticas.
- No puedo imaginar semejante cosa. ¿Cómo lo harán ?
- La idea no es complicada, pero la ejecución requiere de una sofisticación y complejidad extraordinaria en los procedimientos y los dispositivos y equipos a utilizarse: harán "como si" el espacio no existiera. De ese modo, desaparecerán las distancias. Será suficiente con poder manipular el tiempo.
- ¡Quisiera vivir lo suficiente para poder ver semejante maravilla !
- Para eso, tendrías que conseguir un lugar en alguno de esos carros que se ven en los cielos, esos que viajan en el tiempo. Logró que la risa no se transformara en abierta carcajada y entonces exclamó: ¡Mira, allí precisamente va uno! Señalaba hacia un punto de luz que se movía allá en lo alto, en lo profundo del cielo estrellado. ¡Qué gracioso! , hay dos mirando hacia aquí a través de las ventanillas. " ¡ Jefe, jefe, fíjese en esos dos, ahí abajo, en un balcón! ", " Ya los veo, sí, claro, somos nosotros ~ le responde el capitán ~, nosotros dos en el pasado ”.
Cuando dejaron de reír como dos niños, sintió que algo muy sutil se había instalado allí, una presencia viva que ocupaba plenamente todo el espacio.
Se escuchó hablar, al tiempo que experimentaba que las palabras provenían de una inconmensurable lejanía. Más allá de su memoria personal, desde otro tiempo, le llegaba en suave oleada el recuerdo de algo profundamente olvidado. Cuando preguntó, supo que ya conocía la respuesta.
- Irmao, esos seres cuya substancia es tiempo y libertad: ¿ por qué y para qué harían todo lo que hacen ?
- Porque como muy bien señaló aquel gran pensador y científico francés, Henri Bergson: ¿ qué otro sentido, qué otra finalidad podría tener el Universo sino la de ser una máquina de hacer dioses?"

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